El monumento de Stonehenge, en Inglaterra, ha sido testigo de una curiosa celebración que conmemora la llegada del solsticio de invierno. Miles de personas acudieron a este mágico lugar, construido entre el final del Neolítico y principios de la Edad del Bronce, para ver la salida del sol en el día más corto del año.
En ciertas culturas, la llegada del invierno es uno de los días más importantes en el calendario. Lo es más incluso que el inicio del verano, ya que implica el "renacimiento" del Sol para el nuevo año. Por ello, fueron muchos los que el pasado miércoles celebraron este acontecimiento.
El evento incluyó cánticos, ceremonias tradicionales y un buen número de rituales paganos. Pese a las predicciones de lluvia, la afluencia de ciudadanos fue muy elevada. Así, acudieron unas 4.500 personas.
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